X es un maestro en el arte de la seducción. Un maestro natural. No es especialmente lindo ni especialmente rico. Nunca tomó clases, que yo sepa, nadie le enseñó lo que sabe. Fluye de él como el agua de una montaña. En sus mejores tiempos, se acostaba con tres o cuatro chicas por semana. Tenía proyectos en distintas etapas de desarrollo que le significaban una inversión considerable de tiempo y dinero. En la vida se comportaba como un cazador nato, capaz de abordar a sus presas de las formas más disparatadas. Una vez lo vi en acción: estábamos en un bar y le gustó la moza. Habló unas palabras con ella mientras dejaba la cerveza y el platito de maní, después sacó una libretita y le escribió un poema. Era un tipo que llevaba libretas a todos lados. El poema que le escribió era hermoso, no era un poema de amor, un poema mersa, sino un poema donde había - creo - un elefante. A la salida del bar, tenía el teléfono de la moza y otro proyecto en ciernes.
Hay gente así: los he visto y estoy orgulloso de conocerlos. Viven la seducción como un juego, algo distendido en lo que no se puede perder demasiado. Para los demás, abordar a una chica es el equivalente a pasar una temporada en una sala de tortura japonesa.
Del sitio web de Seducción Secreta (Sección Testimonios).
Llegue al curso cansado de no animarme a acercarme a las mujeres. Necesitaba, o creía que necesitaba, un empujon de alguien con experiencia en el tema para poder hacerlo. Aca encontre eso y mucho mas.
Alejandro, Boedo, Capital Federal, Argentina, 24 años.
Dice Gabriel: Empecé relativamente tarde, a los 27 años. Hice el curso porque me quedé soltero y no tenía una vida rica social rica. Conocía a algunos misónigos que se juntaban a emborracharse y comer asados y hablar mal de las minas. Yo dije: quiero otra cosa. Sentía ansiedad, llegó un momento en que tenía ataques de pánico. Hice dos seminarios, progresé muchísimo en poco tiempo. Como congeniamos, me hice amigo del primer coach de Córdoba. Él después se fue a trabajar a Capital Federal y fundó su propia academia internacional en Berlín y Holanda.
Gabriel tiene 33 años, es cordobés y estudió Letras. Dicta un taller de poesía en el mismo centro cultural que yo. Sabe latín, sabe griego, tiene varios libros inéditos. Dice que Ovidio es uno de los primeros en registrar el arte de la seducción, en el siglo I, en Roma. Que en una de sus máximas afirma: “No te podés levantar a una mina con poemas”, o algo parecido. También es el único coach de seducción y habilidades sociales del país, el representante cordobés de Seducción Secreta, la primera escuela de seducción de la Argentina, fundada en el 2006. Trabaja dando cursos en Córdoba, Mendoza, Rosario, San Luis, Tucuman.
Nos juntamos con Gabriel a tomar un café en el bar de Letras de la ciudad universitaria. Yo lo conocía desde antes, de los pasillos de la facultad, de la cola del supermercado, de compartir un viaje en bondi. Pero ahora que sé que es un maestro de la seducción todo cambia: lo miro de otra forma. Lo veo charlar con unos amigos y pienso que los está seduciendo, que aplica la seducción en cualquier ámbito de su vida, que acabará seduciéndome a mí para que escriba lo que él quiera y no lo que yo vea.
En la seducción yo transformo la vida de las personas. De un día para el otro, ese tipo cambia su vida, dice Gabriel. Mi vida dio un vuelco cuando hice el curso, podría decirse que para mí empezó la vida. Y también: Encarar es el 5 por ciento del proceso de seducción, los hombres no comprenden el proceso. Y también: Yo creo que el 90 por ciento de los hombres tiene problemas para acercarse a las mujeres. Porque nadie te lo enseña, no está en el sistema educativo.
Pero ¿dónde empieza todo esto? En los 90, en Estados Unidos, había maestros en el arte de seducir. Eran secretos y tenían nombres clave como Mistery o Tyler Durden (sí, sí: el personaje del Club de la pelea). Sus cursos eran personalizados, privados, muy costosos. Y se hubieran mantenido así sino fuera por un periodista de la Rolling Stone llamado Neil Strauss, que investigó el tema para escribir un artículo y terminó convirtiéndose él mismo en Style, un MDS (maestro de la seducción). Si alguien lo goglea verá el cambio: de pelado sin onda a flaquito luqueado para el derrape. Su mayor éxito: terminó saliendo con Dalene Kurtis, playmate del año 2002. Si alguien la googlea… en fin.
Strauss escribió un libro fundante donde cuenta su experiencia: El método. Es el primero de una larga lista, que también abarca la publicidad (había hace unos años una campaña de AXE donde un viejo maestro le enseñaba las técnicas a un joven bobo) o películas como Hitch o aquella escena de Magnolia donde el personaje de Tom Cruise repetía take the cunt! ante una multitud enfervorizada. Sumado a la explosión de la web, sin la cual el fenómeno hubiera sido imposible, el viejo arte renovado de la seducción tomó un nuevo impulso. A semejanza de muchas, las escuelas de seducción en Argentina nacieron inspiradas en el libro de Strauss. Seducción Secreta es la primera, con sede en Buenos Aires. Brinda cursos grupales, cursos vía web, salidas didácticas a boliches (donde se abordan chicas con un coach al lado). El objetivo no es, como pudiera pensarse, convertirse en un Don Juan o canalizar una infancia poco feliz, sino ser una persona nueva.
Gabriel dice que los errores más comunes tienen que ver con la inseguridad. Los hombres mienten, son agresivos entre ellos, no saben jugar en equipo, se descalibran socialmente. En una noche de seducción no podés emborracharte: tenés que estar lúcido. Sos vos quien tiene que liderar la interacción, dice Gabriel. Si no la liderás vos la lidera ella, cuyas intenciones son generalmente muy distintas a las tuyas. Gabriel insiste con que muchos de los “métodos” que hay en la web, e incluso en las distintas escuelas de seducción, son basura. Eso es lo que hace el 95 por ciento. Es basura, basura. Es como que yo te diga: acercate a esa mesa y abordá esa mujer. Por más rutinita que vos tengas para ir ahí tenés que estar sólido, tenés que tener la mentalidad y la personalidad para abordar cualquier mujer en cualquier momento. Hay escuelas que trabajan con hipnosis, con persuasión. Para Gabriel el trabajo pasa con cambiar uno mismo. El objetivo es que cada persona tenga control sobre su vida, en el área social y romántica, que tiene que estar en armonía con sus otras áreas. No es sacar un teléfono, el objetivo, no es acostarse con más mujeres. Que deje de ser un problema. Porque destruye tu autoestima, empieza a afectar un trabajo, tus finanzas, tu salud.
Entonces el enano políticamente correcto que llevo dentro le pregunta a Gabriel sino hay un toque de machismo en todo este asunto. ¿No están, a lo mejor, considerando a la mujer como un objeto? “Si bien las dinámicas sociales hacen todo bastante predecible, cada mujer es única y mi visión personal es todo lo contrario al machismo, dice Gabriel. El machismo es sinónimo de miedo. El machista es tiránico, celoso y agresivo con la mujer, vulnera la autoestima y los derechos civiles conquistados de la mujer. ¿Qué tiene que ver eso con el liderazgo, el amor y el romance? Lo que yo enseño está en las antípodas del machismo”.
Una “clínica y campamento de seducción” como las que publicita Gabriel en su sitio (seduccionsocialclub.com.ar) consiste en dos jornadas intensivas de teoría + prácticas, en escenarios sociales reales (incluye free pass a boliches) y sale 280 dólares.
De Tomás Albamonte, en uno de los videos que circula por internet: Estaba en un colectivo que iba repleto y los vidrios estaban empañados. Ví una mujer que me gustó. Me acerqué y dibujé una carita sonriente en el vidrio. La chica se rió y no me acuerdo qué dijo. Después dibujé un tatetí, hice una cruz y le dije: te toca. Empezamos a jugar al tatetí en el vidrio. Hay un alumno que hace todos los días lo mismo, con una libretita, y todos los días consigue algún número de teléfono.
Del sitio web de Seducción Secreta (Sección Testimonios).
Desde q arranque el curso semanal hace 4 meses:
transas: Entre 10 y 15
garches: 2
Mariano, Capital Federal, 26 años, empleado
Así que ¡fuerza perdedores! El camino hacia el éxito es angosto y pedregoso, pero transitable. Yo mismo estoy ahorrando centavo por centavo para inscribirme en el curso (o por lo menos comprarme el libro, o el cd, o lo que sea). Mientras tanto, hago solitarios tatetís en los vidrios empañados del trole, en la madrugada, rumbo al trabajo, y después pienso en cómo estarán desapareciendo, cuando salga el sol y la ciudad despierte.
2 comentarios:
Doy fe de los asados misóginos que menciona Gabriel. Uno de esos comensales era yo.
mientras tanto, esperas que alguna chica te encare.
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